EL ESPACIO DE LAS LETRAS

miércoles, 21 de septiembre de 2016

HE VUELTO A LA LUZ

HE VUELTO A LA LUZ

Ha vuelto la luz a mi vida,
he vuelto.
Los llantos traiciones y penas se han ido,
la paja sobrante quemada expiró en el olvido.

Hay luz, cuanta luz cuantos  corazones abiertos
para mi y para ellos.

Si algun día estuve triste ya no importa,
la sangre que corre ahora es espíruto abierto.
La luna que crece en el cielo ya es de mi alma,
el alma que aclama ya no tiene miedo.

He vuelto esta vez sin miedos, sin ira, sin rabia,
pues que le pides a la tormenta cuando pasa
sino un buen olor a incienso y hierba mojada.

Se han ido a tomar por saco los demonios,
los amigos que no valen ni la palma de una pulga,
las pulgas que me carcomían por dentro.

La espada ya no esta clavada,
ya no hay sangre que derramar ni lágrimas que limpiar,
ya no hay rencor ni lametos, ya puedo descansar
junto a mi ninja sin que nadie me diga como hacerlo.

El viento ya no molesta, las molestias ya no son por eso
ni por la inherente falsedad de cuatro perros molestos.
Es tanto lo que me da ella, es tanto lo que me da la vida,
es tanto lo que me da el universo,
que me da un no se que dormir por si mañana
igual no amanezco.

He vuelto, no se si mas coja o mas sabia o mas
idiota, pero si con una sonrisa que todo lo droga
y que sabe cuanto quiero la vida y eso no tiene precio.
He volto con la energía de un caballo,
con la montaña de universo,
con la esperanza de una niña,
con los zapatos de un ciego.
Sentada a veces observando la vida cogiendo energías,
otras si parar de explorar  y sentir que estoy viva.

Cuantas noches te soñé Istharenlanoxe.
Cuantas lágrimas vertí.
Y ahora la diosa de diosas me ha bendecido
con la barita de ser persona otra  vez,
de estar en mi sitio,
de jugar con todo y a nada,
de saborear hasta el último instante.

Ahora no me tuva la marca de la espada.
Casi no queda nada de aquello tan solo
un apellido y a veces la mirada de un niño
que busca desconsoladamente la mia.
Pero el niño ha crecido y no me gusta,
es repelente y absurdo, incoherente y suicida.
Ahora tengo otros brazos que me agarran
y una vida que ha dejado atrás la morralla.

Han vuelto las carantoñas, la llama, la gata,
las cosas que me gustaban y me enamoraban,
Ha vuelto la sonrisa estupefacta y asombrosa
de cojer la vida por las crines y machacar
todo lo malo que a mi paso encuentro
o transoformarlo en risa.

Ahora ya estamos aquí, pequeña, y no necesitamos otro árboles.
Ya tenemos muchos arbustos, flores y hierbas que nos covijan
y los árboles que nos dan sombra son inapelables y firmes.
Ya estamos en nuestro sitio, nuestra mar, nuestra vida
viviendo casi al límite de la sonrisa perpetua,
llorando también por cosas pequeñas como cuando
estas enferma o te duele la barriga.
Mi única preocupación eres tu y eso conlleva otras
preocupaciones.
Pero sabes qué? Estabamos bendecidas desde el día en que naciste
y yo protegida desde el día en que nací. Familia lo llaman,
yo lo llamo madreselva.

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