EL ESPACIO DE LAS LETRAS

domingo, 4 de octubre de 2009


UN DÍA HACIA LAS PUERTAS DE MADERA

Un poco de tristeza a las 7:21 de la madrugada del Lunes.
Tengo que limpiar puertas de madera, prepararlas y lijarlas
para finalmente barnizarlas. Y mi mente esta en une estado de
semivigilia conciliando la idea de que el aburrimiento de la
cama solo aparece si no tienes sueño.
Todos los caminos llevan a todas partes y a ninguna.
Y todos mis sueños me despiertan en el filo del abismo,
pretendiendo que la desidia sea solo una canción que acompaña
a la tristeza cuando crees que todo esta perdido y ya nada
tienes que perder.
Es curioso pero se me agolpan todas las ideas de repente.
Justo cuando creo que a muerto mi parte entusiasta, justo cuando
el ave fénix se quema entre cenizas y recuerdos y siento
estar condenada a una vida de imagenes ya vividas, algo sucede
que todo lo cambia de repente.
Entonces el fuego chamusca lo viejo y da paso a lo nuevo.
Un ciclo interminable de vaivenes. Una vida asombrosamente
insólita que acontece en un principio y un fin infinitos
hasta que la muerte golpea tu puerta.
Ahora cojo mi mochila, me esperan en la rotonda del dinero,
donde la gente cambia su tiempo por papeles verdes y
concilia la idea de que la vida solo se mueve por transacciones
económicas y que el cinismo es una moneda de cambio.
Cambio vida por esfuerzo, cambio trabajo por horas compartidas.
Cambio tiempo por comida. Cambio mi sonrisa por la tuya...
Y ya nada tengo que perder porque nada es viejo ni nuevo a la vez.

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