EL ESPACIO DE LAS LETRAS

lunes, 24 de agosto de 2015

LA LENGUA DE LAS NINFAS

Llevo un remolino de viento dentro,
ojos por un lado, manos agitando,
un corazón que estaba en ruinas
ahora queriendo gritarlo.

Ya ha caído la lluvia,
lágrimas no sobraron,
de la eterna sombra del recuerdo
ella me esta rescatando
más allá de los sueños,
más allá de los cantos.

Ese caballo desbocado que me
lo quiten que voy a saltar los prados
que hay sangre que me robaron
que hay un honor que enmancillaron.

Pobre dulce y risueña niña
que estas pagando los platos,
que alguien nos hizo daño
y dice que está dañado.

El minotauro nunca oirá a la hada triste
y nunca comprenderá a la ninfa del hilo de oro.
Siempre hay quien apunta a la costa
y un tonto que mira el dedo del otro.

Pero la ninfa me ha susurrado que no ha de
morir el minotauro, que Teseo es otro y
ya vendrá y que nosotras somos felices
en nuestra cueva de monstruos
donde todos sonríen y son sinceros
cuando la  marea sube.

No queremos espadas chinas, ni abogados del diablo,
ni sonrisas efímeras, ni manchas de tinta en un costado.
Solo queremos sentir la brisa de la mañana
y el pelo alborotado y aplaudir, porque no,
a esos niños que se mueven tan rápido
jugando con los patos en el lago.

Nadie lo supo más que el minotauro y yo,
que el estaba enamorado y yo le amaba
y que no hubo otra emoción.
Egoismo simplemente, y eso lo llamaba amor.
Tan cruda realidad cortante que destrozando a su paso
todo se lo llevo y ahora yo soy la espada de Teseo
y el un pobre hombre que sufrió.

Pero a una ninfa no se la puede engañar,
y yo como hada declaro abierta la sesión
de los juegos donde ambas somos piratas
y solo queremos bailar con manchas de ron en el pelo.



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