EL ESPACIO DE LAS LETRAS

jueves, 9 de julio de 2015

UN REQUIEM A LOS AMORES PASADOS

Palabras escuetas, cortantes.
Quise a la tierra y al viento,
quise la caricia suave del amante.
Que aún queda mucha mujer
para hombres que ya hayan dejado la niñez.

Amé los ojos de un niño,
amé ojos impuros, ojos tristes,
ojos fugaces, ojos eternos.
Pinté castillos con flores en sus pelos.
Pues Diosa Isthar soy
y no me arrepiento.

Enseñé a amar,
me enseñaron a volar.
Recuerdo cada beso,
cada paso, cada triunfo,
cada rechazo, cada fracaso.

Y me siento viva porque he amado
y me siento pura por ser esa Diosa
que todo lo ha dado.
Virgen en mi corazón pues nadie
ha osado sondar en él sin miedos
menos los dedos de un ser
que hace tiempo me enseñó a ver.

Nadie ha podido extraer ese jugo sagrado
que solo Ariadne a logrado.

He amado a mi padre,
he amado a muchos hombres
y aún recuerdo el olor a leña y  almizcle
y el amor de esos ojos vibrando.
Aun recuerdo las risas de aquellos que
no tuvieron miedo de mirarme nunca a los ojos.

Me han traicionado y vilipendiado
como un trapo me han usado,
me han odiado pues en sus rotos corazones
he olido el olor a venganza de aquellos
mas tristes que no supieron admitir un fracaso.

Me han besado tierna y apasionadamente
como si no hubiera un mañana.
Y esos, aquellos que quedaron en la memoria,
con el tiempo pasaron a los recuerdos,
algunos bellos, como los de aquella casa
con sandías y regazos o como aquel
que huyó sin decirme que aún me amaba,
fueron tantos que no hablaron.
Fueron varios que se yo, soy Diosa Isthar
a que negarlo.

Y yo después de todo y a pesar de las lágrimas
amando me pasé la vida y amando la estoy pasando.

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