Ahora sé que NO. Como un rallo iluminador viniste a mi, Señora Verdad.
Ahora sé que no quiero tristes recompensas
ni un amargo sentir de sometimiento
que no es mas que el deseo de esclavizar al otro sin tregua, sin aliento.
Ahora sé que quiero días sin humos,
días cálidos,
días vivos,
días frescos.
Sé que no quiero lágrimas.
Se que tampoco merecen la pena suspiros.
Cuando la tristeza planea sobre mi tejado
ahora sé que no es por mi culpa.
¡Que yo le aclamo a la noche!
¡Que yo soy de mi vida mi auténtica soberana!
¡Que soy la capitana de mi alma!
¡La reina de mis sueños y la condesa de mis pasiones!
Duerme la desidia en mi cama por ahora,
pues habrá entonces que cambiar de lecho
y si tu tratas de descansar a mi lado
sin querer jamás cambiar tus apatia y
tu cuerpo maltrecho,
tendré entonces que cambiar
mis sueños a otra almohada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario