EL ESPACIO DE LAS LETRAS

lunes, 19 de noviembre de 2007

DIABLILLOS DE TASMANIA

Pequeños diablillos de tasmania.

Desvalidos, tan pequeños, tan suaves.
Acompañáis a la Bicha. Y ella con su rabia resopla y desmadre por momentos
la ocasión de ser madre adoptiva. E intuye que en el fondo a de protegeros.
Pequeños trocitos de amor, que dais color en días de verano, abrigados por una madre felina y otra humana.
Pequeñas bolas de juegos que curiosean con las plantas, se esconden debajo de las
sábanas y abrigan la esperanza de encontrar un juego nuevo o comida jugosa o incluso
una sonrisa en mi boca y una caricia en mis manos.
Pequeños diablillos de tasmania, que ilumináis cualquier ápice de oscura soledad, cualquier indicio de aburrimiento.
Pequeños diablillos misteriosos, que enzarzáis y os arañáis de un bocado el uno con
el otro, sin pretensiones egoístas, sin negatividad, hacedores de un verso peludo que se
enreda en los cojines, encima de la mesa, en la galería, en las estanterías empapeladas y
apapeladas, entre las botas y la almohada, entre el calor humano y el del ordenador y entre mis sueños y mi piel.
Me he enamorado de unos pequeños diablillos de tasmania.

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